Si eres un líder, formal o informal, debes saber que tienes tres funciones (formar, motivar y dirigir) y una sola herramienta para llevarlas a cabo: la comunicación. Un líder sin habilidades de comunicación o sociales, tendrá tan poca autoridad e influencia como el que tenga poco conocimientos o experiencias. Por eso es especialmente crítico prepararse para ello.
Aún hoy la mayoría de profesionales se comunican por instinto -aunque no perdonaríamos hacer la contabilidad por instinto, por poner un ejemplo.
Empieza por ver si estás incumpliendo estas reglas y sabrás hasta que punto estás necesitando mejorar tus habilidades de comunicación en el entorno laboral.
Los diez mandamientos de la comunicación para un líder
- Jamás darás por sentado que algo se ha entendido. Cerciorarse de que aquello que acabamos de comunicar llega a todos los implicados es la forma más rápida de evitarse futuros quebraderos de cabeza.
- Cuidarás siempre cómo te comunicas. Una reestructuración, un viraje en la estrategia comercial o un imprevisto son situaciones lo suficientemente complejas como para enturbiar la claridad con la que se habla sobre ellas.
- Serás consciente de que todo el mundo se comunica de manera distinta. Pues transmitir es un proceso que implica la palabra, el gesto y el tono. Cuida que tu mensaje y tu lenguaje corporal emitan en la misma dirección.
- Tus emociones no dictarán tu discurso. Las miradas (y los oídos) siempre se posan sobre las figuras de liderazgo. Y aunque es bueno transmitir entusiasmo, comunicar con enfado suele ser una pésima idea.
- Elegirás siempre el momento oportuno. Pues durante el frenesí de la preparación de un evento, o en un lugar inadecuado es el camino más corto para nuestra comunicación se perciba (y sea) ignorada.
- Pensarás que los demás puede que estén ocupados. Que, aunque parecido al mandamiento anterior, es directamente más respetuoso: preocúpate de si la atención de tu interlocutor está contigo.
- No mentirás (o dirás que donde dije digo, digo Diego). Tu credibilidad está en juego, y no hay apuesta que merezca medias verdades. Punto.
- Mantendrás siempre abiertos distintos canales de comunicación. Porque incluso quienes tienen confianza ciega en su jefe pueden ser tímidos o desenvolverse mejor por escrito que cara a cara.
- Instalarás un buzón de feedback, y trata que éste no sea figurado. Las sugerencias, observaciones, críticas, incluso las bromas, son indicadores estupendos hacia oportunidades de cambio y mejora.
- Escucharás siempre. Incluso si al final descartas las nuevas sugerencias y observaciones, atender a lo dicho permite hablar sobre ello y evitar futuros problemas comunicativos e, igual de importante, contribuye a la cohesión del grupo.
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