Conseguir el compromiso de nuestros trabajadores, lo que en inglés se llama Employee Engagement, suele ser difícil porque tiene connotaciones negativas. La palabra suele asociarse a matrimonio, a cadenas y ataduras, a trabajo gris, monovolumen y casita con valla blanca. Así es fácil olvidarse que el compromiso es algo que puede surgir de manera natural porque dos partes han encajado de maravilla.
Y aunque tampoco vamos a hablar de casarnos con nuestros empleados, sí queremos destacar cinco puntos que merece la pena cuidar si queremos relaciones duraderas y fructíferas con nuestra plantilla.
5 áreas a cuidar para mantener el compromiso de nuestros trabajadores.
Los empleados felices son más productivos. Esa felicidad puede ir ligada a un montón de factores, y cada persona tiene su propio paquete de factores totalmente individualizados. Para descubrir esas características debemos relacionarnos más con los trabajadores, y no necesariamente fuera del despacho.
Un entorno de trabajo adecuado es el mejor caldo de cultivo. No tiene sentido mantener un ambiente zen en un trabajo que requiere dinamismo y energía a raudales, y tampoco merece la pena contratar a alguien extremadamente entusiasta para una tarea sosegada en una oficina gris.
El compromiso de nuestros trabajadores empieza por alinearse con ellos. Si nuestra empresa y sus valores no encajan con los empleados, se generarán decenas de situaciones incongruentes que acabarán, tarde o temprano, en incomodidad. Y el camino más rápido para la discordia pasa por la molestia.
El mito del jefe ausente y el empleado alienado. “Cuando el gato no está, los ratones bailan”, dice el refrán. Esta clase de situación solo se da si los trabajadores ven a su jefe como una figura alejada de ellos, incluso amenazante. Llegados a esa situación, merece la pena plantearse el uso de asertividad activa y mano izquierda para limar asperezas y, poco a poco, construir un camino que permita la comunicación en ambas direcciones. Porque…
A todo el mundo le gusta que le reconozcan su esfuerzo. Nadie puede arrancar el compromiso de nuestros trabajadores salvo nosotros, y para ello es imprescindible hacerles saber que estamos pendientes de sus resultados. Aunque no seamos unos jefes aduladores, basta con valorar positivamente un esfuerzo (especialmente en tareas arduas o excesivamente monótonas) para conseguir mayor implicación para con el objetivo de la empresa.
En el fondo, todo lo que hemos mencionado apunta cerrilmente a la siguiente idea: la mejor manera de saber que tenemos ganado el compromiso de nuestros trabajadores es que ellos se mueran de ganas de recomendar a sus amigos que trabajen en nuestro negocio.
Y tú, ¿en qué te fijas cuando quieres ganarte a tus empleados?