Mentiríamos si dijéramos que hoy en día la herramienta básica de comunicación entre colegas de trabajo y entre clientes y proveedores no es el correo electrónico. Es rápido, permite dejar constancia de las cosas por escrito y, además, proporciona a aquellas personas más tímidas una seguridad mayor que el teléfono o el cara a cara. De todas maneras, la redacción de un mail profesional coherente hay que practicarla y desarrollarla. Y si, cuando le escribimos a un cliente en nuestro propio idioma, ya nos cuesta decidirnos a clicar en «enviar»… ¿qué pasa cuando tenemos que escribir en una lengua que no es la nuestra?, ¿nos escondemos debajo de los abrigos y esperamos a que todo acabe? Es una opción, pero no la más recomendable.
La comunicación no es solo un tema lingüístico, sino también cultural. No basta con saber inglés, chino mandarín, italiano, etc. para escribir un mail en esos idiomas, hay muchos más aspectos que entran en juego. Y, como la redacción de un mail profesional no es lo mismo que la redacción de un mail que se va a enviar a la tía de Torremolinos, estos aspectos se deben tener muy en cuenta. Porque si no luego vienen los malentendidos, que, en ocasiones pueden resultar graciosos, pero también te pueden costar un proyecto. Evitemos eso, ¿sí? Bien.
De esta manera, si queremos llevar a cabo la redacción de un mail profesional correcto tenemos que atender a elementos como la estructura, las fórmulas de cortesía, el tema que se trata, etc. Hay que tener presente que lo más importante es que la redacción, y con ello la lectura, resulte lo más natural posible para nuestro interlocutor. También es muy importante, especialmente si estamos tratando con clientes, proveedores o con cualquier otra persona con la que tengamos una relación profesional que no trascienda de ese punto, saber cómo decir las cosas. En este punto es en el que probablemente tiene más peso la cultura, ya que, en los negocios, la ambigüedad es muy poco recomendable, pero ser muy directo no siempre se ve con buenos ojos. Hay que saber encontrar el punto intermedio adecuado para cada interlocutor según su cultura, más que según el idioma en el que se trate con él.
¿Y esto cómo se aprende? Una manera es por las malas: te sientas delante del ordenador y empiezas a enviar mails a diestro y siniestro, sin pensar y escribiendo lo primero que se te pase por la cabeza. O sea, perdiendo clientes y ganándote algún coscorrón. Sin embargo, creemos que la mejor manera es desarrollar esa habilidad profesional específica por medio de la práctica, en un contexto de inmersión lingüística y cultural total que permita adquirir las claves rápidamente y con seguridad. Esto es lo que ofrecemos en nuestro Curso Monográfico «Teléfono e Email». El aprendizaje por medio de la práctica constituye la vanguardia en lo que se refiere a la formación de idiomas y habilidades en el ámbito profesional, y nosotros te lo ofrecemos. ¿Qué es lo peor que te va a pasar? ¿Que la profe te regañe? Como mucho te dejamos sin merendar, pero peor sería perder el proyecto de tu vida por no saber llevar a cabo la redacción de un mail profesional.
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