Tener un momento de extrema honestidad, donde la sorpresa o nuestra voz interior se cuelan en una conversación, es normal. Estamos hablando y nuestro subconsciente nos traiciona con un comentario desafortunado. Está bien. Estas cosas pasan. Son bochornosas, pero está bien. Pero si conseguimos evitar en una entrevista de trabajo esta clase de situaciones, mejor que mejor.
Los temas que trataremos a continuación suceden en ambas direcciones, ¡tanto a entrevistados como entrevistadores! Gracias especialmente a nuestro acervo cultural, donde existe tendencia al cotilleo indiscriminado, es posible incluso que hayamos sobrepasado alguna línea que, para muchas personas, es tabú hasta fuera de las entrevistas de trabajo, en sus relaciones interpersonales.
¿Qué asuntos deberíamos evitar en una entrevista de trabajo?
Orientación sexual y estado civil
Esta es una de esas formalidades que funcionan muy bien en un bar, una fiesta o una reunión informal, pero nuestro estado civil o con quién nos acostamos son temas de conversación que jamás, bajo ningún concepto, deberían estar presentes en un ambiente profesional. Un entrevistador busca unas cualidades; un entrevistado, un entorno de trabajo. A menos que exista un condicionante en el que nuestra vida íntima repercuta activamente en nuestra posición laboral, como que nuestra pareja ya forme parte de la plantilla, este tema debería ser tabú.
Palabras de connotaciones negativas
Aburrido. Decadente. Pesado. Nada. No es mi culpa. Alcohol. En mayor o menor grado, todas esas palabras arrojan actitudes y escenarios apáticos o nada relacionados con el trabajo. Si durante una entrevista de trabajo detectamos que es la clase de palabras que abundan, quizá debamos plantearnos si la relación profesional se verá manchada por el mismo tipo de actitudes ocultas tras esas palabras.
Cosas
Si existen palabras traicioneras para quienes gustan de pensar poco, son las palabras comodín. Si hiciste algunas cosas para una empresa pequeñita, queremos saber qué llevaste a cabo durante tu periodo en qué empresa, no una idea vaga. La concreción permite dibujar una imagen fidedigna en la imaginación de la otra persona, y nos conviene asegurarnos que esa imaginación no rellene tu información con lo que a ella le apetezca.
Pasado demasiado lejano
A nadie le importa qué pasó hace cinco años, en el instituto, cuando éramos jóvenes, o aquella vez de viaje de negocios en tu primera empresa. A nadie. Las personas cambian, e incluso existe aquel dicho que señala que si no somos capaces de reírnos de quienes éramos cinco años atrás, probablemente seamos los mismos. Si necesitamos poner sobre la mesa viejas glorias y aquellos viejos tiempos, entonces no hablamos de nuestra ubicación en el futuro.
El “da igual” y similares.
En cualquier caso. Como sea. Meh. Palabras y frases hechas que descartan una porción de lo que se acaba de decir durante la entrevista de trabajo. Si buscas la mejor manera de invalidar a tu interlocutor, empieza por estas formas verbales. Total, ¿para qué mostrar interés en el tiempo invertido en escuchar o elaborar un discurso coherente y adecuado, verdad?
Es extremadamente sencillo caer en alguno de los puntos anteriores, pero también es muy fácil solventarlos. Un truco para conseguir dominar la verborrea pasa por respirar hondo siempre que nos toque escuchar. Eso reduce nuestro pulso y nos permite estar más atentos a qué decimos, además de qué nos están diciendo. Ganar esa conciencia es clave para escucharnos pensar antes de hablar y poder comunicarnos mejor.
Es cierto que una entrevista de trabajo puede ser intimidante, especialmente para el entrevistado, pero un poco de tacto y concienciación sobre lo más importante que tenemos que decir ayudarán a evitar que metamos la pata, independientemente de qué lugar de la mesa ocupemos.